10/11/09

Diving


Diving
Ponerse de espaldas, los pies en el suelo, talones apuntando al infinito… y lanzarse. Volar, nadar, un acto de soberbia o de seguridad, que deja en claro que es uno el que elije por donde andar.
Cada caída -hablamos de tirarse desde bien alto-, es un reto a nuestra mortalidad, es probar que los límites son relativos y son nuestros. Es mostrar que los “prohibidos”, los “no” y los “peligros” no son siempre ciertos.
En el aire o en el agua esta uno y su cuerpo, uno y el aire, uno y el agua. Uno consigo.

Algo así debe ser.
Algo así debe sentirse volar, algo así debe sentirse la libertad.
Libertad de elegir cual es nuestro terreno. Libertad de crear nuevas posibilidades, libertad de arriesgarse, de tener miedo, de jugarse al todo o nada; sabiendo que el que no arriesga no gana. Sabiendo que el camino seguro no indica necesariamente nuestro andar.
Nunca hice un clavado... De vez en cuando me animo a saltar al fondo de una incertidumbre, abandonar el suelo, ponerme de cabeza, mirar todo al revés. Volar, caer, hundirme, nadar, que más da.

¿Cuál es el secreto? ¿Aprender a caer? ¿Pararse después? Creo que la base de todo es soñar, imaginarse un camino -uno propio-, con nuestras formas y colores. Creo que después –no olvidarse del segundo paso, ¡por favor!-, hay que construir ese sueño, hacerlo realidad. Claro, esto es una tarea ardua más compleja, pero no menos posible. Animarse a soñar ya parece ser un mérito, llevarlo a la realidad tiene sus consecuencias. Es rebelarse con lo impuesto, es elegir, es pensar, es actuar.
Tratar es tirarse a pesar del miedo, de los segundos previos, a pesar de la cabeza diciendo que no, del sudor frío y de los escalofríos. Es ir en contra de la prudencia y los juicios previos. Es, valga la redundancia, tratar; es probar, aunque sea fugaz, segundos de extrema libertad.
La libertad es mirar una calle cerrada, es mirar el fin de un camino y decidir seguir. Es hacernos en nuestro andar-volar o nadar-, es pasar los límites físicos y mentales, es crearse un lugar, nuestro lugar.

1/10/09

Manchado


Esta manchado… Lo miro, lo doy vuelta y vuelta, me trato de reír, encontrarle lo anecdótico. Pero no, que este manchado me altera.

Alterarse

Es un nudo en la garganta, es un silencio que aturde. Pero enserio, no es retórica, me estoy aturdiendo. La mancha, me aturde. El silencio esta lleno de palabras no dichas, que aturden… y alteran.

Rebalso… un granito de arena más, una palabra, una mirada, una nada más, y rebalso. Me convenzo, si hubiera estado yo y él solos, esto no pasaba. Pero siempre hay algo más. Siempre, siempre, siempre.

Me altera

Busco la manera de escapar, mis oídos sangran palabras, que entran por uno y salen por el otro. No me tocan, me aturden, se van. Las veo deslizarse por mi cara mientras contraigo cada músculo, me manchan. Como el libro. Estoy tensa, me hago piedra, como si así no fueran a entrar.

Exploto

Mi puño grita. Quiero sangrarlas, llorarlas, como sea, sacarlas.

Me voy, me voy, me voy.

Rebalsada, empachada, aturdida, sobrecargada y manchada de mundo.

Pierdo objetividad, claridad, visibilidad

Quiero el vacío y volver a intentar

Me voy, me doy

Me soy

5/4/09

Generación de sordos


Generación de sordos.

Si uno lo piensa, me quedan horas. Se plantean opciones, decisiones, y acciones con múltiples significados, posibles, probables o simplemente imaginadas. Sumado a eso, la presión del ya, la de todo, y la de mi mortalidad probable. Todo en algún rincón. Sin fondo, sin final, y uno haciendo lo único que se puede hacer, caminar o terminar siendo un vegetal.

Mientras tanto, durante y a la vez… Yo escuchaba música con mis auriculares mientras leía un largo mail.
- Graciela, ¿vos fumás?
Procedo a sacarme los auriculares - No - contesto con una sonrisa que invitaba a seguir la conversación.
Aquí sigue una charla sobre como las personas que fuman ignoran los carteles que dicen que es perjudicial para la salud, y como los que estamos con los auriculares ignoramos que nos vamos a quedar sordos.y
blah
blah
- De algo hay que morirse – digo, y saco mi infalible escudo, que es mi espada, que es mi harakiri, que de algo me voy a morir, de algo me voy a morir, y que le tengo terror a la vejez, pero que de eso no hablé.
- Los que fuman dicen lo mismo
- Nosotros vamos a ser la generación de los viejos sordos - Termine contestando, pensando en cuando mi vieja me dice que ella empezó a fumar sin saber todos los males, que sino no lo habría hecho. ¿Y nosotros sabemos que nos vamos a quedar sordos por el mp3? ¿O el espartamo de los productos lights? O las ondas de los celulares, el dengue, las drogas, que las relaciones ahora son virtuales más que reales, y que a donde vamos, no sabemos, pero que vamos apurados, por algún interfaz, hasta que se caiga la conexión. Y que la religión, las familias “bien” y que la rebeldía te dura hasta los 25, y que el sistema te traga, y que la libertad, y que promiscuos que son, que eso no es normal…
Etc.
Me vuelvo a poner los auriculares
De fondo ella cantaba who kew
En el fondo, yo no

2/3/09

Tener Nombre
















Las personas tenemos nombre. Si alguien no tiene nombre, se lo ponemos. O lo generalizamos, el niño, el ermitaño. Como un animal sin nombre, el gato, el caballo. También hay gente que le pone gato a su gato, muy original. Si tendría un hijo, ¿le pondría bebé? No, porque después se hace niño, tampoco hombre porque en una de esas se hace traba. Irremediablemente somos toda la vida hijos, y nuestras madres son muchas veces tratadas de putas. En fin, somos Adanes, Evas y Gracielas, principalmente. También hay jhones y joans, Osamas y Obamas. Perspectiva occidental y cristiana en los ejemplos.
Las cosas también tienen nombre, la mesa, la cuchara, el cosito y el comoé
Los sentimientos, los estados tienen nombre, además se los puede mezclar en tonalidades de grises insuficientes. Ejemplo Ilustrativo del hombre tipo (tipo reprimido, un tipo reprimido): Pronóstico sociológico, psicológico y metereológico: Heterosexual con posibles precipitaciones homosexuales durante la noche ¡Pero que tiempo de locos! En Tucumán el clima es pesado… Se recomienda salir con paraguas ante posible tormenta social. Igual te puede partir un rayo.

Pero hay cosas que no tienen nombre. Y nos perturban. Patenten eso, busquen su origen en el latín o en la edad del hielo, si nada de esto funciona, debe ser una nueva enfermedad.
Todo tiene que tener un nombre, o no existe. Lo innombrable, ¿qué es? Lo que no podemos precisar, explicar, catalogar. Es algo de lo que no se puede hablar. Pensemos por ejemplo en un tiranosaurio Rex miniatura, si lo encontramos en una maceta comiendo hojas…Bueno en realidad ya le puse nombre, Tiranosaurio Rex miniatura, entonces ustedes se lo están imaginando en alguna maceta, entonces existe en su cabeza, posiblemente exista más claro que las hojas, que dependerán del background de cada uno. Pero su tiranosaurio es el de jurassic park. ¿O no? ¿Del video de Pearl Jam? En fin, no vimos tantos, existe en su cabeza. Le puse nombre, existe, estoy obligada a ponerle nombre para que exista. Bueno se encontraron un en su jardín.... A ver probemos, salgan al jardín, al patio, a la calle o al balcón. Hay un ? Yo estoy en el jardín ahora (ahora cuando escribí esto por primera vez, en el nuevo ahora estoy pasándolo al Word en mi cuarto) y estoy segura que tiene que haber un en algún lado de acá. ¿Y si lo encuentro qué? ¿Le pongo nombre? ¿Y lo inserto en un pronóstico? O lo dejo no ser…Para ser todo lo que entre ahí . O para que se pierda en lo profundo silencio donde espera todo lo que no fue.

24/2/09

Tiene que caer


Eran entre las 5 y las 6 de la tarde y yo ya tenía puesta mi mente en que iba a merendar. Mi familia diría “tomar el té”, ya que merendar según ellos es ordinario, tenganlo en cuenta, pero no puedo dejar de decir merendar luego de una experiencia de mi niñez en la que le dije a una amiga que vayamos a tomar el té, y ella respondió huácale, no me gusta el té, tomemos chocolate, a lo que yo le dije, sí vamos a tomar chocolate pero dije té porque así se dice, a lo que ella me dice, por qué decís té si vas a tomar leche? Decí que vas a tomar la leche, o sino merendar que es general. Tuvo todo el sentido del mundo. Yo meriendo.
En fin, entonces pasa A con un paquete de vainillas, en ese momento hago un pequeño examen mental de las calorías, las grasas y las energías que ya vine acumulando durante el día y las que necesitaba para el resto, y decidí ir por un paquete de vainillas.
Llego, pongo las fichas y el círculo que tiene las vainillas para que no se caigan empieza a girar, termina de girar, y las vainillas no caen. Sucede que el pedacito que quedo sin dar vuelta es suficiente para mantenerlas suspendidas entre mis ganas y su inanimadez. Miro hacia los costados, nadie. Bueno todos sabemos que hacer en estos momentos. Con toda la delicadeza de la dama que soy empiezo a golpear y mover el aparato este lleno de chatarras sin ningún resultado. Miro mis vainillas y recuerdo la vez que fui al aparato y había otro paquete de galletas atorado, y vino un tipo con mucha experiencia y saco unas gaseosas que estaban en la fila de arriba y el golpe tiró las galletas, física básica. Yo no tenía gaseosas arriba, así que opte por invertir 1,50 más y sacar otro paquete de vainillas, y quizás la presión tire ambas. La espiral empieza a girar, el segundo paquete empuja al primero, pero no hacia delante, sino hacia el costado. El primer paquete gira, y con el ancho de las 6 vainillas que no me iba a comer, se engancha con el vidrio que nos separaba. Mientras, el segundo paquete que pretendía seguir su camino de frente se encontró trabado por la ostinada punta del primero que cual patoba de la poolpería, no lo dejaba pasar. Lo admitamos, las vainillas están re out… re in en este caso. Miro la situación con una sonrisa irónica. Ok, necesito ayuda. Entro a la redacción, y sobre el tamaño de la gente, pienso en la confianza, y ahí estaba J, siempre tan buena onda y práctico para ayudar, le pido que venga. Y recomienza el agite a la máquina. Sin resultado y pensando en las diferentes maneras de agitar me dice, justo se trabó ahí y me señala lo que yo había observado un tiempo antes. La gente cuando no tiene que decir, dice ovbiadades, o ganzadas. En eso llega S con un tipo más, J es más bien chiquito, S es más bien flaquito, el “tipo más” tenía pinta de tipo que podía agitar más. Entre todos estos grandes caballeros empieza el agite más violento. Probemos levantando y tirando la máquina el impacto las agita más. Pac, Pac, Pac, nada. S, muy caballerosamente, después de haber hecho la observación de mira ahí se atascó, dice bueno probemos con un tercer paquete, quizás ahí empuje a los dos primeros, entre estos accionares había debates físicos y lógicos totalmente infundados, dije que estaba en una redacción?. Dos fichitas, gira el espiral, el tercer paquete empuja. El primer paquete se dobla ante la presión, pero no se quiebra, porque las vainillas no se quiebran, se deshacen, pero sólo en el chocolate que yo tomaba cuando era chiquita y decía tomar el té. Todo esto sirvió para ajustar más a vainilla 1, que se reusaba a quedar sóla y suspendida. La situación nos da gracia. El palo dice uno, no, ya pensamos en el palo decimos dos. En eso que S y el otro tipo se encontraban agitando por detrás la máquina, o acomodándola para dejar de intentar, llega F. ¿Ustedes qué hacen? Pregunta desconfiado mirándonos a J y a mí. De atrás sale S, se ríe y dice ahora todo tiene sentido. Se acerca. Mira la situación, y cual Kohala en árbol, F, que también es flaquito, se cuelga en la maquina, nada. Todo, chicles, caramelos, galletas, barras de cereales, TODO se movía, las vainillas no, la máquina, cual político con bolsón, nos tira unas mentitas, con un mensaje subliminar claro "ahí tienen, dejen de joder". Después de las los comentarios de esta atorada, y de que “ya alguien tiro esta máquina una vez”, que fue repetido por todos los que tenían más de un año ahí. S me dice, resignate Graciela, yo ya viví la situación de 5 boludos tratando de sacarla las galletitas que se le trabaron a una mina y no funcionó, come las mentitas. Ahí J decide que, perdido por perdido, iba a invertir su 1,50, a ver que pasaba, quizás el cuarto hacía que explote el vidreo? Era una opción demasiado estúpida como para no intentarlo. En ese momento llega M, cada persona era una pila más a este conejito Gump, que no tenía camino, pero que sabía correr. Con una contestura que demostraba que una máquina nunca se había quedado con sus vainillas, M se acerca y dice permiso, deja su cigarrillo, su botella. Y agita. Nada. Nos miramos, y S dice bueno al menos tratemos, es muy importante saber que uno hizo todo lo posible. Asentimos, nos miramos, miramos la máquina- con una sincronía envidiable en el mejor capitulo de friends-, y seguimos agitando. La gente que pasaba por el concurrido pasillo de los cafés, el agua, la comida- menos las vainillas- y los cigarrillos nos miraba. Antes de desistir, cuando todo lo bestia había sido hecho, decidimos llamar abajo para preguntar si venía el chico que ponía las golosinas. Ya se fue. De vuelta al trabajo, yo salgo a comprarme unas galletas a un quiosco en el que las moneditas me las trague la kiosquera porque no tiene cambio. Ante 15 minutos de pura caballerosidad, que puedo hacer más que comprarme unas Duquesas y ponerme a su nivel. Me siento de vuelta a trabajar, a los 15 minutos llegá S con una vainillas (por cierto la cuarta era la última de la máquina). Nos quedamos tomando un café al lado y de repente escuchamos que se caían cosas. Vamos a ver y el conserje tenía las 4 vainillas, le explicamos y quedamos dos para nosotros y dos para él. Me quedo una y te dejo esta. Finalmente con una sonrisa, digo gracias, me reí por un rato y tengo las vainillas. Un tiempito después se acerca J con cuatro fichas (más de lo que yo había invertido en realidad), y me dice fui a reclamar abajo y nos las devolvieron.
Ese jueves recibí un paquete de vainillas, varias fichas, y la mejor onda. Gracias.-